Divino privilegio te hizo madre
dando cinco milagros a tu vida
y cual tierra fecunda trascendida,
siembra hiciste en tu vientre sin alarde
Nada iguala el prodigio bendecido
encerrado en la magia de tu nombre;
ser el mismo crisol que por ser hombre,
Jesucristo eligió al haber nacido.
Enfrentaste y venciste duros retos
aprendiendo a ser madre con tus hijos,
que hoy te ofrecen cariños y acertijos
en la hermosa cosecha de los nietos.
Si a veces al andar la senda pierdo
torno en tus ojos a encontrar la luz
y en tus brazos abiertos cual la cruz
me arropas en el humo del recuerdo.