A DON OSCAR TORRES CORZO
Y A SU CERRITO TAURINO
Con sueños de verde y sol
se adormece la pradera
y en incendio de arrebol
hay grana en la nopalera.
Con sueños de verde y sol
se adormece la pradera
y en incendio de arrebol
hay grana en la nopalera.
Melenas de aroma y oro
presume la huizachera,
regalando su tesoro
al llegar la primavera.
Silenciosa mezquitada
es sobriedad y decoro;
brinda sombra a la vacada
y un sesteadero pal toro.
Silencio que rompe apenas
el bramar de los novillos
que rascan en las arenas
aterrando sus morrillos.
Tierra que huele a valor;
a casta de raza pura,
donde el toro retador
hace gala de bravura.
Cuando el cielo llora penas
que luego la tarde escampa,
mugen las vacas serenas
paseando su fina estampa.
Señor en su campeadero
bebe el viento un semental,
divisando el tentadero
se acuerda cuando fué eral.
Se avistan las caponeras,
voz de metal en cencerros
y bailan las tolvaneras
asustando a los becerros.
Lucen negros capirotes
en procesión silenciosa,
con lamentos de coyotes
vacas de noche sedosa
Zainas, hoscas, salineras;
berrendas y aparejadas,
nieve en manos, calceteras,
castañas y ensabanadas.
Corniveletas, mogonas,
playeras muy descaradas;
las hay bizcas picaronas
y cárdenas afacadas.
Campo bravo en los potreros
de abolengo sin abrojos,
donde pastan los utreros
y juguetean los añojos
Hay nobleza en el criadero
de un puntal que luce el torso;
casta en toro y ganadero
tiene el Cerrito de Corzo.
Pundonor de sangre y nombre
modelaron nueva vida,
al fundirse mujer y hombre
en Torres y Labastida.
Tierra que es crisol de amores
donde a morir no se teme
trasunto de dos señores;
Dos Dones, Teófilo y Meme.
Los laureles de la gloria
tarde llegará en que toques;
los ruedos serán memoria
que enfundaron los estoques.
A tu afán sin menoscabos
Dios verá que sea el resulto,
se corten orejas, rabos
y el cielo te dé el indulto.
Las palmas serán alarde
de tu triunfo buen amigo,
Dios permita que esa tarde
pueda vivirla, contigo.
regalando su tesoro
al llegar la primavera.
Silenciosa mezquitada
es sobriedad y decoro;
brinda sombra a la vacada
y un sesteadero pal toro.
Silencio que rompe apenas
el bramar de los novillos
que rascan en las arenas
aterrando sus morrillos.
Tierra que huele a valor;
a casta de raza pura,
donde el toro retador
hace gala de bravura.
Cuando el cielo llora penas
que luego la tarde escampa,
mugen las vacas serenas
paseando su fina estampa.
Señor en su campeadero
bebe el viento un semental,
divisando el tentadero
se acuerda cuando fué eral.
Se avistan las caponeras,
voz de metal en cencerros
y bailan las tolvaneras
asustando a los becerros.
Lucen negros capirotes
en procesión silenciosa,
con lamentos de coyotes
vacas de noche sedosa
Zainas, hoscas, salineras;
berrendas y aparejadas,
nieve en manos, calceteras,
castañas y ensabanadas.
Corniveletas, mogonas,
playeras muy descaradas;
las hay bizcas picaronas
y cárdenas afacadas.
Campo bravo en los potreros
de abolengo sin abrojos,
donde pastan los utreros
y juguetean los añojos
Hay nobleza en el criadero
de un puntal que luce el torso;
casta en toro y ganadero
tiene el Cerrito de Corzo.
Pundonor de sangre y nombre
modelaron nueva vida,
al fundirse mujer y hombre
en Torres y Labastida.
Tierra que es crisol de amores
donde a morir no se teme
trasunto de dos señores;
Dos Dones, Teófilo y Meme.
Los laureles de la gloria
tarde llegará en que toques;
los ruedos serán memoria
que enfundaron los estoques.
A tu afán sin menoscabos
Dios verá que sea el resulto,
se corten orejas, rabos
y el cielo te dé el indulto.
Las palmas serán alarde
de tu triunfo buen amigo,
Dios permita que esa tarde
pueda vivirla, contigo.