A Doña Elena Noriega Garfias
Con el cariño de siempre
Si la ausencia es olvidar
no hay ausencia en mi camino;
recordar es mi destino
para poder caminar.
Y te construyo presente
pues tu ausencia no concibo
y recordándote vivo,
por más que te crean ausente.
Fuiste en verdad rara flor
en la cumbre y el abismo,
un milagro que en sí mismo,
enseñó lo que es amor.
Fina efigie de cristal
que vivió para dar vida,
olvidando toda herida
cuando te causaron mal.
Dejaste tu propia huella
y con alma de alabastro
fuiste vuelo, nunca rastro;
tu signo fué ser estrella,
Sueño pensar que otro nido
te premia por lo que diste,
pues la ausencia solo existe,
si lo permite el olvido.