Caminando, caminando,
entristeció mi camino,
el tiempo me fui gastando,
sin comprender mi destino.
Pero al volver la cabeza
ví que nacer es morir,
hijo en tí, mi vida empieza
y ahora te quiero decir:
Vale la vida por eso,
por la risa, por el llanto,
por la lágrima y el canto,
por el regaño y el beso.
Amo la vida por todo,
por lo que me dijo adiós,
por lo que vino sin lodo,
por lo que vino de Dios.
Amar es llevar muy fijos
flores de hoy, sueños añejos,
es contemplar a mis viejos,
en el rostro de mis hijos.
¡ Hijo te miro y me veo,
semilla de mi corazón !