A MI MADRE

Esther Noriega Garfias
" La Tica "

Oye muchacha, ¿ Por qué eres tan bella?
Con tus ojos negros, con tu pelo bruno;
con esa sonrisa que nunca, ninguno,
alcanzó a ser dueño por ser una estrella

Te amé en mí semilla, antes de ser niño;
cercana y distante fuiste tierra y luna.
En tí hallé consuelo, ternura y fortuna
perfume en tu aliento y en tu voz cariño

Me diste mil besos, a cuenta de miles;
mil tiernos arrullos, mil tiernas caricias.
Fueron mis anhelos, mis caras delicias,
sentir en el rostro tus dedos gentiles.

Me diste las flores de tu primavera
blancas y ligeras como mariposas;
amor encendido, de encendidas rosas,
cariños, desvelos y la vida entera,

Tanto, tanto diste que en mi desazón
hoy comprendo tarde porque te ausentaste;
si todo lo diste, si nada dejaste,
pues nos regalaste hasta el corazón

Siempre vas conmigo, si canto o si lloro;
presa del recuerdo, soñando en mirarte.
Te fuiste tan pronto, con la luz que parte
dejando en el alma soledad y azoro

En mi pecho de hombre con el alma herida
se abatió la noche con profundo abismo
asistí a tu muerte, muriendo yo mismo
y un trozo del alma se fué en tu partida.

Las gotas del tiempo llamado destino
por dulces o amargas como el vino añejo,
moldearon la vida y en ese camino,
tu te has vuelto joven, yo me he vuelto viejo

Y aquella que fuera en mi casa señora,
madre de racimos cual parra en la viña;
quien me dió su vida, su tarde y su aurora,
hoy vive en el pecho templo que la adora;
¡No cantes jilguero que duerme mi niña.!

Cuando bebo acíbar que me dá el desvelo
increpo al misterio tu temprano adiós;
triste y dolorido comprendo que Dios'
falto de cariño te llevó a su cielo.